enero 23, 2003
La noticia de que los hispanos pasaron a ser la principal minoría en Estados Unidos (13% de representatividad) desplazando a los afroamericanos (12.7%) y asiáticos (12.1%), es una de esas que mueve montañas. Conforme se corre la voz, se ajustan las ideas de lo que consideramos norteamericano. Las Agencias de Noticias no caben de contentas y se atribuyen leyes e hipótesis, siempre después, con el soberbio tono de "yo ya lo sabía".
Ahora resulta. Que Bush, en sus giras por ciudades tópico, pronuncia fragmentos de su discurso en español, un español tejanizado y colonialista, de dar miedo. Que Univisión, Multivisión y Uniradio han logrado chicos ratings como pioneros en la convocatoria hispana. Por dios, incluso leí el siguiente comentario en relación a Salma Hayek, tomándola como pivote de la hispanización, firmado por Brad Fooley en el Sun of the Times: "Cuando la chica sonríe y enseña pierna desde su natal Vera Cruz, acá se le ven los callos."
Los problemas de la política -y de sus sujetos- son normalmente muy obvios. Y terriblemente aburridos. De acuerdo, pero el tema de la composición demográfica en Estados Unidos, visto desde Tijuana, donde se tutea con el problema de la migración en versión light, resulta un doble shock. El antropólogo polaco Ocinú Etneilk, tan mal reconocido en los EEUU, donde reside desde 1964, escribió ayer en su columna del periódico virtual Sobreviviente Reich:
"El imperio norteamericano, que tomó vigor cuando reconoció y asimiló al migrante en su circuito económico, lección que dió a Europa con tubo, ha ido demasiado lejos, quizá sin saberlo. Va montado en un tobogán lento pero sin rieles, que controla cada vez menos. Sencillamente, en 150 ó 200 años tendrá una división política tan fuerte o más que la de España, que se bate en conflictos civiles con sus nacionalidades históricas o pequeños países."
"Todavía más [reitera Etneilk], los estados con tradición independiente en el ejercicio de opinión y que se bastan a sí mismos, como California y Texas, buscarán tarde o temprano su independencia política. Todo indica que las regiones de núcleo duro, aquellas de menor mezcla racial, se irán mentalizando para vivir acorraladas y hallarán la forma de reunirse, geográfica y constitucionalmente. No sólo veo difícil que el país amplíe su territorio al Sur, como podría pensarse, sino que veo su destintegración antes del Siglo XXIII."
Desde hace más de veinte años -como Claridad- Etneilk es solo soledad y silencio. Su posición política es borrosa y anticuada, se le cuestiona no sólo en aulas universitarias sino hasta en la cocina de Jack-in-the-box. La lectura de País de barro, su obra más difundida, es insoportable, por no decir lo estúpido que me sentí comprando (y leyendo) sus dos volúmenes de Vagoneta al cielo: Iglesias cimarronas en el fin de siglo.
Pero el viejo tiene lucidez. Tienes que leerlo:
http://www.Sobreviviente_Reich.com/columnas/Etneilk/
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mr_phuy@mail.com